Introducción de La siesta inolvidable 2007

Introducción original
Introducción especial de Carlos Barragán

lunes, 8 de diciembre de 2008

El sueño de hablar por teléfono desde cualquier lugar. Segunda parte

Teoría del celular (parte 2)

El celular es también un espacio en el mundo, definido, exclusivo, un lugar. Es como tener un departamento y llevarlo encima. Como ser uno su propio departamento. Cuando una persona tiene un número de celular es ubicable en su movilidad. La persona misma es móvil, no fija. Esperar un llamado no es quedarse quieto, es estar pendiente de una llamada que nos puede encontrar en cualquier parte. El escenario de la vida es el mundo, el territorio personal es cualquier parte. Tal vez uno no pueda tener su propio departamento, pero al tener un celular tiene una parte importante de esa experiencia: es localizable, tiene un número propio.

Volviendo al concepto central de intimidad. Era distinta la relación entre los miembros de una pareja cuando no se hablaban durante horas. Era distinto no poder estar seguro de lo que estaba pasando en la casa de uno cuando uno estaba afuera, ahora hasta el silencio del celular habla, dice: todo está bien.

El día del amigo es un fenómeno que asociamos inmediatamente con la saturación de las líneas de telefonía móvil. El celular ha acercado mucho a la gente, la amistad (que en ciertas épocas de la vida es más importante que el amor) cuenta ahora con un recurso poderosísimo.

De Entel al celular. Se puede leer la historia argentina en esa evolución: de una telefonía estatal, ineficaz al extremo, escasa, sindical, siniestra, a una eficiencia hipermoderna y accesible. Ya no es cosa de ricos, el celular, es cosa de cualquiera. (Empezamos sintiéndolo como un privilegio pero era el advenimiento pausado de una democratización total). Así como Internet hace más difícil la censura y los abusos de poder en la sociedad, también la presencia de los celulares hace más difícil la distancia, incrementa la informalidad, la inmediatez, encarna y promueve muchos buenos valores de la época.

Los celulares son recursos: pueden servirnos para crecer o pueden estar al servicio de la neurosis. Pero eso pasa con todo. Los cuchillos que tenemos en todas las cocinas son potenciales armas para el asesinato, pero no tientan a nadie. Bueno, a pocas personas, proporcionalmente muy pocas. El uso negativo del celular es cuando nos pone al alcance del otro en cualquier circunstancia, aun en aquellas en las que –por trabajo o por intimidad- uno tendría que saber negarse. El celular es una bendición tecnológica, excepto que uno se construya con ellos una de las peores trampas y ceda a la exigencia de visibilidad total.

Alejandro Rozitchner

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