tag:blogger.com,1999:blog-32361914500237013562024-03-05T05:54:47.010-03:00La siesta inolvidableHistorias para escuchar. Textos para pensarUnknownnoreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-3236191450023701356.post-79695460469558659942008-01-13T09:35:00.000-02:002008-01-14T16:52:07.088-02:00La siesta inolvidable de Jorge Halperín<div style="text-align: justify; font-weight: bold;"><span style="font-size:100%;"><span style="font-family:verdana;">Revolución Industrial (Segunda Parte: La mula)<br /></span></span><span style="font-size:100%;"><span style="font-family:verdana;"><span style="font-weight: normal;"><br />Ayer empezamos a contarles cuáles fueron los inventos que provocaron uno de los más profundos cambios de era de la humanidad: la Revolución Industrial, que se disparó en Inglaterra a partir del siglo XVIII. Y lo contamos a partir de un libro escrito por Martin Hadis con otro propósito. Averiguar cómo pudo surgir el más grande escritor de habla castellana en la Argentina. El libro se llama Literatos y excéntricos: los ancestros ingleses de Jorge Luis Borges. Les dije que realmente el libro, que parece tan sofisticado, me atrapó. Y nos cuenta que Jorge Luis Borges es descendiente de generaciones de ingleses </span></span></span><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL39dLmed2M_5ksMqvomvc63VkfRbYhE5MI8y421GP8-mEZNnV1ZUIUKXkoBOG0bu1MTSV1RHyLfIhb3zOsShF-TIDT4-nE-U4UundwHpusR9qOzDyOJ_uIk9hQ-WKfOiJqqTVz1HWgeo/s1600-h/jh.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL39dLmed2M_5ksMqvomvc63VkfRbYhE5MI8y421GP8-mEZNnV1ZUIUKXkoBOG0bu1MTSV1RHyLfIhb3zOsShF-TIDT4-nE-U4UundwHpusR9qOzDyOJ_uIk9hQ-WKfOiJqqTVz1HWgeo/s320/jh.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153901433790945298" border="0" /></a><span style="font-size:100%;"><span style="font-family:verdana;"><span style="font-weight: normal;">cultos que le trasmiten su legado a través de la abuela venida a la Argentina, la madre de su padre.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">¿Quién es el primero, el primer personaje culto de esos antepasados, el primero que se vuelca a los libros y que tiene tantos parecidos con Borges que por momentos parecen calcados? El tatarabuelo. ¿Y en qué ambiente desarrolla su personalidad ese tatarabuelo? En los albores de la Revolución industrial, época de cambios aceleradísimos.</span><span style="font-weight: normal;"><br /><br />Por eso Hadis describe el tiempo que vivía aquel tatarabuelo de Borges y cuenta los grandes inventos que hicieron la Revolución Industrial. La máquina de vapor, que reemplaza a las fuerzas de la naturaleza, los caminos consolidados de piedritas, el macadán, que aumentan extraordinariamente la circulación de personas, de bienes y de ideas. Las máquinas nuevas se multiplican.<br /><br /></span><span style="font-weight: normal;">Y en 1779 Samuel Crompton, que vivía como los antepasados de Borges en el pueblo de Boston, inventó una máquina que llamó “Mula”, que combinaba las funciones de las otras máquinas. Esta nueva máquina de coser permitía usar el algodón local en lugar del importado, y esto hizo que la industria algodonera creciera sin parar hasta el punto de cubrir al poco tiempo todo el condado de Lancashire.</span><span style="font-weight: normal;"><br /><br />Hadis dice que hasta 1784 estos dos grandes inventos: los motores de vapor y los nuevos telares no tenían ningún vínculo en común. Pero a un clérigo llamado Edmund Cartwright se le ocurrió la idea de unir los dos inventos, y creó así máquinas de tejer que funcionaban con vapor. Retengan que el invento fue de un clérigo.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">El nuevo invento de la máquina de vapor pronto fue divulgado, y mejorado, y además de utilizarse en las fábricas textiles empezó a ser usarse en las minas. También para impulsar barcos y para mecanizar muchos procesos que antes se hacían manualmente.</span><span style="font-weight: normal;"><br /><br />La producción de cerámica y porcelana fue otra de las industrias que creció gracias a la mecanización y mejora de las vías de transporte. </span> <span style="font-weight: normal;">Bueno, pero también fue a partir de entonces que la red de canales fluviales no dejó de abrirse y cruzarse por todas partes. Y esos canales fueron fundamentales para el desarrollo industrial, porque permitieron que las materias primas, como el algodón y el caucho, los cueros y metales, que llegaban desde lugares alejadísimos, una vez que entraban a Inglaterra por los puertos costeros siguieran viaje a través de la red de canales hacia el interior del país. Y también a la inversa, es decir, desde las distintas regiones se enviaban productos terminados a los puertos costeros, para que luego fueran exportadas por todo el mundo.</span><span style="font-weight: normal;"><br /><br />Se disparó todo. Los efectos de la transformación del transporte fueron tan profundos que incluso cambiaron la misma naturaleza del comercio, porque permitieron que se intercambiaran todo tipo de productos entre los países y regiones.</span> <span style="font-weight: normal;">Hasta comienzos de la Revolución Industrial, el tráfico de mercancías se reducía a productos de lujo. Pero con el crecimiento de la red de canales artículos mucho más simples fueron exportados, y comenzaron a acceder a ellos no sólo las minorías, sino toda la población.</span><span style="font-weight: normal;"><br /><br />Así, el comercio internacional experimentó un crecimiento astronómico. Entre 1775 y 1800 el valor de las exportaciones británicas se duplicó, y el crecimiento de bienes también acompañó esta expansión a un ritmo nunca antes visto. ¿Y quieren que les diga una cosa? Por lo menos la mitad de los grandes inventos de la Revolución Industrial fueron hechos, según cuenta Martin Hadis, por los dissenters, los llamados disidentes. Muy bien, los antepasados de Jorge Luis Borges, los que vivieron en ese mundo que giraba a mil por la Revolución Industrial, eran dissenters. En ese ambiente creció el tatarabuelo de Jorge Luis Borges y que, se los adelanto, se parece a Borges en mil cosas, como si uno fuera un calco del otro. El lunes les contamos la tercera parte: el tatarabuelo de Borges.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Jorge Halperín<br /><br /></span></span></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-3236191450023701356.post-75756579611514248182008-01-10T15:24:00.000-02:002008-01-10T19:35:15.138-02:00La siesta inolvidable de Jorge Halperín<div style="text-align: justify; font-weight: bold;"><span style="font-size:100%;"><span style="font-family:verdana;">La Revolución Industrial (Primera Parte)<br /><br /><span style="font-weight: normal;">Hoy vamos a empezar otra carpeta de las Siestas. Ya les conté que las carpetas de la Siesta Inolvidable traen grandes acontecimientos y transformaciones. Esta carpeta de hoy relaciona el siglo XX con el siglo XVIII de una manera muy especial.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Bueno, les vo</span></span></span><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL39dLmed2M_5ksMqvomvc63VkfRbYhE5MI8y421GP8-mEZNnV1ZUIUKXkoBOG0bu1MTSV1RHyLfIhb3zOsShF-TIDT4-nE-U4UundwHpusR9qOzDyOJ_uIk9hQ-WKfOiJqqTVz1HWgeo/s1600-h/jh.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL39dLmed2M_5ksMqvomvc63VkfRbYhE5MI8y421GP8-mEZNnV1ZUIUKXkoBOG0bu1MTSV1RHyLfIhb3zOsShF-TIDT4-nE-U4UundwHpusR9qOzDyOJ_uIk9hQ-WKfOiJqqTVz1HWgeo/s320/jh.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153901433790945298" border="0" /></a><span style="font-size:100%;"><span style="font-family:verdana;"><span style="font-weight: normal;">y a contar una historia muy curiosa acerca de la sociedad que fue transformada más profundamente en menos tiempo. En la segunda mitad del siglo XVIII Inglaterra era todavía una sociedad aldeana y sus caminos eran deplorables. Baches, lodazales, zanjas y hundimientos hacían que las rutas fueran casi imposibles de transitar. Incluso, algunas de esas vías eran apenas huellas.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Resulta que la creatividad de un tipo va a producir un cambio que será decisivo. Era un escocés, se llamaba John Loudom Mac Adam e inventó un método para abrir vías de tránsito que consistía en drenar el suelo y colocar luego sobre el suelo una capa de piedras pequeñas. Supongo que son los caminos de ripio. Ahora parece sencillo, pero él fue el inventor y cambió la historia porque revolucionó el sistema vial inglés. O sea, hizo que las personas y las mercaderías circularan por todo el país hasta un punto en que la Revolución Industrial no sería pensable sin ese invento.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Pero yo les prometí una historia curiosa y aquí va: al escocés le llovían los trabajos públicos para hacer caminos con sus piedritas por toda Inglaterra, y el hombre era muy estricto. Exigía todo el tiempo a los trabajadores que usaran piedras pequeñas en la tarea, según lo indicaba su método. Ahora, para los trabajadores era un dilema: ¿cómo darse cuenta si una piedra era lo suficientemente pequeña? El escocés no era un tipo de explicar mucho y dijo lo siguiente: si una piedra no cabe en la boca de un hombre, entonces no sirve para este fin. Parecía que a todo el mundo le quedaba claro. Pero no.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Resulta que en una ocasión el escocés se las tomó con un obrero viejo acusándolo de usar piedras demasiado grandes. Entonces, el obrero, con cara de odio, se metió una piedra bien grandota en la boca – por supuesto que no fue para bajarle un discurso -. Pero, ¿qué pasaba? El tipo no sólo tenía la boca muy grande, sino que, además, se había quedado sin dientes. A partir de ahí, parece que el escocés antes de tomar a un nuevo empleado le revisaba la boca porque le podía salir un pavimento intransitable. </span><br /><span style="font-weight: normal;">Bueno, pero lo cierto es que el invento de Mac Adam se tradujo en una red de caminos que permitió la circulación fluida de personas, bienes e ideas por toda Inglaterra.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Esta anécdota la cuenta Martin Hadis en un libro de extraña idea que realmente me atrapó. Se llama Literatos y excéntricos: los ancestros ingleses de Jorge Luis Borges. Lo primero que pensé al leer el título era que los ancestros ingleses de Borges es un tema demasiado sofisticado. Pero les aseguro que cuando empecé a leerlo, el libro me fue capturando. Hadis es un master en tecnología de medios del MIT (el célebre Massachussets Institute of Technology, lugar de punta para la tecnología mundial) y además investigó literaturas germánicas y filología en Harvard. Y en el libro se hace una pregunta clave: ¿cómo fue posible que en la Argentina surgiera el mayor escritor en lengua castellana? Entonces rastreó los antepasados de Borges e hizo un descubrimiento fantástico. El Borges brillante, erudito, amante de los libros, cultor del humor y la ironía, etc., empieza a construirse dos siglos antes con su tatarabuelo inglés (por rama materna).</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">¿Y qué tiene que ver esto con los caminos de Inglaterra del siglo XVIII? Bueno, hoy les empiezo a contar sobre los tres o cuatro inventos que describe Martin Hadis que fueron los que dispararon la Revolución Industrial, el cambio de era. Y fue en ese ambiente de una sociedad que se transformaba a toda velocidad y que permitía viajar mucho más, fui allí que creció aquel antepasado de Borges, viajero y cosmopolita como él. Esta es una historia en tres partes que concluye con los asombrosos parecidos entre aquel tatarabuelo que vivió los albores de la Revolución Industrial y su descendiente, nuestro autor de “Ficciones”. </span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">¿Cuáles son los otros grandes inventos que cambiaron a Inglaterra y al mundo, provocando la Revolución Industrial? </span><br /><span style="font-weight: normal;">Primero, dice Hadis, hay que analizar las más tempranas señales de que un cambio profundo y definitivo se acercaba. La primera señal fue que la población estaba aumentando extraordinariamente a partir de 1760. Ese crecimiento repentino, veinte años después, se convirtió en una gran explosión demográfica. ¿Cuáles fueron las causas de este crecimiento? </span><br /><span style="font-weight: normal;">La paz y el orden que reinaban, los avances y descubrimientos médicos y las nuevas técnicas de siembra y cultivo que provocaron que hubieran muchísimos más alimentos para atender a esta población que aumentaba rápido.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">A medida que la población de multiplicaba a toda velocidad, la infraestructura en Inglaterra también crecía rápidamente. Esto hizo que se empezaran a crear y aplicar grandes inventos en los procesos fabriles. Además, estos nuevos métodos provocaron que la organización del trabajo también se modificara.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Todas las mejoras juntas llevaron a un aumento del comercio y a transformar extraordinariamente la economía y a la sociedad.</span><br /><span style="font-weight: normal;">Fue el cambio más profundo y el que realmente alumbró una nueva era para la humanidad.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Pero volvamos a lo que les había prometido: ¿Cuáles fueron los grandes inventos que provocaron la Revolución Industrial?</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Uno de estos inventos revolucionarios fue el motor a vapor. Ya existía, pero en una versión más rudimentaria y poco eficiente. En cierta ocasión, uno de estos viejos motores cayó en manos de quien se convertiría en un genio: James Watt.</span><br /><span style="font-weight: normal;">Watt agarró uno de esto motores y logró hacerle mejoras. Y consiguió crear un nuevo motor, que era varias veces superior al original y que empezó a ser usado industrialmente.</span><br /><span style="font-weight: normal;">Este invento tuvo una repercusión enorme porque por primera vez se disponía de una tecnología que reemplazaba a las fuerzas de la naturaleza. Imagínense.</span><br /><span style="font-weight: normal;">Y también tuvo aún más repercusión en los bolsillos de Watts, que no dejo de vender sus motores por todas Inglaterra. En el 1800 ya había más de 500 motores que se usaban en las fábricas e industrias británicas.</span><br /><br /><span style="font-weight: normal;">Una de las industrias fundamentales en Inglaterra, que sufrió esta revolución fue la industria textil. La invención de nuevas máquinas permitió mejorar el volumen y la calidad del hilo. Hay que decir que en aquella Inglaterra de los albores de la Revolución Industrial, las máquinas eran como nuevas especies animales que empezaban a propagarse para ir cambiando profundamente la vida de la gente. Surgían nuevas máquinas con más frecuencia y hasta surgieron máquinas de máquinas. Por fin, la Revolución Industrial golpea al lado del tatarabuelo de Borges. Pero esa historia se las cuento mañana.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Jorge Halperín</span><br /><br />Gracias Susana Peña.<br /></span></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com13