Introducción de La siesta inolvidable 2007

Introducción original
Introducción especial de Carlos Barragán

lunes, 4 de febrero de 2008

Miniprograma Nº 25 de la siesta inolvidable virtual

Bloque 1

La siesta inolvidable de Jorge Halperín.

Presidentes interruptus (el período más obscuro; después de la Década Infame).
Una foto mentirosa.

Eran las cuatro de la tarde de un hermoso día de sol de 1940. Roberto Ortiz se puso sus mejores galas y se dirigió a la escollera de madera de Mar del Plata acompañado de un fotógrafo. Miró al pajarito y puso la mejor cara de tipo saludable para que todo el mundo lo viera así en la foto.


Fue la última vez que vieron al presidente argentino con cara saludable porque apenas le quedaban dos años más como mandatario, dos años más de vida. Recordar a este presidente argentino del que apenas si tenemos presente el nombre sirve para saber que los argentinos no venimos de un repollo y muchos de nuestros males no empezaron la semana pasada.

A Ortiz le toca presidir el país en una época de profunda crisis política, marcada, además, por el ascenso en el mundo y también aquí del fascismo y el nazismo. Estamos en la llamada década infame, llamada así porque después del golpe contra Irigoyen, golpe al que Ortiz, a pesar de ser radical también había apoyado. Se viene de una etapa de proscripción del radicalismo, el gran partido popular, de negociados escandalosos y de un poder militar que se valió del fraude para dar un tinte de gobierno elegido al del general Justo.


Justo, a su vez, elige como su sucesor a Roberto Ortiz y este llega en 1938 a la presidencia, por supuesto que también mediante el fraude. El proyecto de Justo de empezar a dar una base más democrática al régimen no vacilaba sin embargo en valerse de lo trucho. Para colmo, todo era una negociación y, para tranquilizar al conservadorismo y a los sectores más duros de la derecha, llevan como vice al nacionalista Ramón Castillo.

Pero el intento tibiamente democrático de Justo y Ortiz va a contramano del ascenso mundial del fascismo. La embajada de Hitler en el país y sectores poderosos de la comunidad alemana local están en plena actividad, como también el espionaje nazi y fascista. Los militares viven un idilio con Alemania. El nacionalismo católico, bien derechista, está en su hora de gloria. La Iglesia presiona contra el laicismo y denuncia el “totalitarismo democrático”. El padre Julio Menvielle, un auténtico nazi, es toda una figura.

En ese ambiente, Ortiz intenta limpiar la imagen de su gobierno, promueve mecanismos contra el fraude, interviene la provincia de Buenos Aires, manejada por Fresco, llamado el “Mussolini criollo” y contra su sucesor, el gangster Barceló, caudillo de Avellaneda. Cuando estalla la guerra está a favor de los aliados y en contra de todo el nacionalismo y la derecha, que clama por una política de neutralidad pero claramente pro fascista.

A pesar del origen de su gobierno, Ortiz recibe el apoyo de la oposición radical, de la CGT y del Partido Comunista. Media docena de periódicos nacionalistas despotrican contra Ortiz y lo acusan de favorecer el regreso del populismo radical. Como dije, aquella foto saludable de 1940 sería la última.


Aunque Ortiz luchó contra el fraude, y precisamente el escándalo del fraude en las elecciones en Catamarca lo pusieron bien en contra de su vice, el catamarqueño Ramón Castillo, ya a mediados de 1940 una combinación del escándalo de las coimas con la venta de tierras en El Palomar y su propia enfermedad lo dejaron afuera del gobierno para siempre. Luego, muere la esposa de Ortiz. Más tarde, él sufre desprendimiento de retina, queda ciego. El 24 de junio de 1942 renuncia a la presidencia y en julio de ese año muere.

Su sucesor, Ramón Castillo, se va a ocupar de restaurar la política de derecha y, aunque Castillo apenas dura un año como presidente hasta que lo tumban los militares, empieza una década en la que el ejército, la iglesia y el nacionalismo modelan un Estado fuerte que se impone a la sociedad ayudado por la riqueza que el comercio exterior había traido al país y que el modelo distributivo de Perón iba a trasladar a los sectores populares.


Así sintetiza el historiador Luis Alberto Romero el impacto en la gente de los primeros años de posguerra: vacaciones, turismo, radios, heladeras, colegios, hospitales y un creciente sentimiento de dignidad para las mayorías. Pero esa es la historia de otra siesta.

Jorge Halperín

Gracias Susana Peña.

6 comentarios:

  1. Hasta ahora nunca habia escrito en este nuestro lugar de los siesteros (salvo un comentario a Cris45 por un escrito sobre SW).
    Pero hoy siento, despues de haber escuchado el programa que suplanto a la Siesta, un vacio inmenso, que realmente no se como lo voy a poder llenar, ¿Que voy a escuchar en este horario?.
    Les pido por favor si saben de algun programa, por favor si me lo pueden decir, desde ya si saben algo del equipo de la siesta tambien. Desde ya muchas gracias
    alesteban13@gmail.com

    ResponderEliminar
  2. Hol siesteros:
    se los extraña en este horario. Ahora estariamos esperando la consigna y en un rato llegarían mail de amigos que solamente nos conocemos a través de la radio.

    Si sigo escribiendo me pongo nostalgiosa.

    Cariños. Elena. Barrio Norte

    ResponderEliminar
  3. ufff!! y como se los extraña!! me la paso haciendo zapping radial para nuevamente apagar la radio a los 5 minutos. En fin...
    Para no seguir lamentándome va mi comentario acerca de esta siesta inolvidable:
    Muy cierto!! este país no nació de un repollo, ni ninguna crisis contemporanea empezó la semana pasada. Este país no podría ser otro que el que es y muchos hechos gravísimos así lo demuestran (lo peor de todo es que también tuvimos pésima influencia sobre nuestros vecinos, por ejemplo, Paraguay SI estaba destinado a ser un país de primera, pero nosotros, con la colaboración de Brasil y el arrastre al que llevamos al Uruguay (triple alianza), hicimos de un país que en su momento era de primera, la última porquería, y todavía no entiendo como los Paraguayos nos quieren!!)
    Decía que obviamente este país no podría ser otro que el que es, y para ello, además de recomendar los libros de Felipe Pigna (su lectura fue casi terapéutica para mi en los tiempos posteriores a la crisis 2001 / 2002) les recomiendo otro que gracias a la siesta pude conocer (si!! me lo gané en un mimo!!!) y es "Pobres Hitos" de la Historia económica Argentina de Viviana Román y María T di Salvo, que fueron entrevistadas por Halpe.
    Para los interesados en entender porque este país es el que es, además de los de Pigna, no dejen de leerlo.
    Salute!!!

    Fabián

    ResponderEliminar
  4. Hola amigos... lástima que no los puedo encontrar aún en ninguna radio. Me uno al compañero que por la tarde me la paso haciendo zaping, porque MITRE a la tarde me está dando asco... nada de cerebro, todo light... nada de profundidad de la realidad... porque ahora parece que la realidad pasa por el análisis del tarotista, de las cartas astrales, etc... No tengo nada contra las personas que hacen ahora un programa que sinceramente no me gusta, sólo que algo tán bueno como la siesta, parece mentira que no este al aire.
    Me gustaría tener un e-mail de Jorge Halperín o Carlos Barragán, para animarles, para apoyarlos (en el sentido de animarles, jua jua jua... no malinterpretes Barra...)Un abrazo... Ernesto G. Cela

    ResponderEliminar
  5. Si a alguién le interesa, hoy volvió Gillespi a su programa de la rock and pop (a las 7 de la tarde, lunes a viernes). El tipo es un capo, sin duda. Sería lo ideal que lo incorpore a Barragán. Ellos dos fueron el alma del programa, lejos, lejos, no me cabe duda. El resto es reemplazable.
    Saludos. Oscar

    ResponderEliminar
  6. ayer casi me muero....que feo el programa de la tarde de mitre!!!! ya nos pasamos a la rock and pop...!!ademàs ahì seguro tenemos noticias de Barra...LLAMEN A LA NEGRA VERNACI QUE SEGURO QUE NOS CONSIGUE NOVEDADES!!!
    +
    andrea de dominico

    ResponderEliminar

Todos los comentarios que se realizan, aparecen en la página, sin filtro alguno. Para que esto suceda necesitamos que los mismos no resulten ofensivos y/o insultantes hacia personas o empresas.