Nos escribe Jorge Halperín

Oyentes amigos de “La Siesta”:

En estas semanas he pasado por distintos estados de ánimo, porque no me resulta sencillo interrumpir siete años de un programa que ha sido como una suerte de casita cuyos rincones estaban llenos de presencias y de fantasmas, pero que me conocía de memoria.

Todas las especies animales, incluida la nuestra, necesitamos de ciertas rutinas, de lugares, rostros, y voces que nos resultan familiares. Y me doy cuenta de cuánto necesito que estén ustedes allí, escuchando, opinando y acompañando. Pero Radio Mitre, con su corte brutal, dio vuelta la tortilla, y desde hacen dos semanas los hablantes de “La Siesta inolvidable” permanecemos en silencio mientras que hablan los oyentes. Nosotros, en el mejor de los casos, sólo podemos acompañarlos mientras ustedes hacen “su programa” mandando mensajes a la radio y a este blog increíble, yo diría, profesional, que gestiona este Tano igualmente admirable.

¡No saben cuán reconocido estoy a sus mensajes, a sus hermosas palabras, a su compromiso de oyentes, a la manera tozuda y caliente con la cual defienden el programa que escuchaban!. Y lo gratificante que es para un profesional sentir que la experiencia de radio de la que fue parte dejó una marca profunda…

Y no lo saben porque no se los he dicho, porque, lo confieso, yo ignoraba qué decirles. Leía los mensajes conmovedores que escribieron Barra, Mariela, Gerardo, y los envidiaba porque pudieron expresar limpia y claramente sus emociones y sus certezas. En cambio, en mi cabeza se mezclaban los sentimientos, y no podía escribir una línea.

Agobiado por infinidad de dudas, sentí nostalgia del momento en que nació el programa: el país, que no conseguía zafar de cuatro años de recesión, comenzaba a derrumbarse, pero nosotros, con Julieta, con Castelo, con el Tano Gentili y con los chicos de la producción, empezábamos “Mirá lo que te digo” llenos de ilusiones. Ahora, cuando la mayoría de los argentinos confía en que vamos a tener un buen año y el futuro promete, nos quedamos sin programa.

“Lo único seguro de la suerte es que cambiará”, dice un viejo proverbio.

Necesité este tiempo forzado, no elegido, de retiro y, por lo tanto, no levanté el teléfono para llamar a nadie. Pero, con pruebas irrefutables como las de este blog, y los muchos abrazos solidarios recibidos por toda clase de personas que quieren el programa, sólo puedo decirles que, si en algún momento depende de mi, habrá más de este equipo en el futuro.

Muchas gracias, de corazón, y mi permanente admiración por su cualidad de oyentes de lujo.

Jorge Halperín.