Introducción de La siesta inolvidable 2007

Introducción original
Introducción especial de Carlos Barragán

jueves, 11 de septiembre de 2008

Complotes

La próxima estación, el documental de Pino Solanas, es el relato de un complot que ya dura veinte años para cargarse nuestros trenes.

Anteanoche fui al cine Gaumont para el estreno de La próxima estación, el documental de Pino Solanas sobre la destrucción de los ferrocarriles argentinos. La película es excelente: bien pensada, bien filmada, bien montada, te deja con el gusto más amargo, con el mejor rencor. Las imágenes de los talleres ferroviarios convertidos en inmensos cementerios de vagones pudriéndose despacio, las charlas con funcionarios que no tienen ni idea ni les importa que se note, las historias de ex trabajadores que siguen defendiendo la función que ya no tienen son conmovedoras: el relato de un complot que ya dura veinte años para cargarse nuestros trenes. Pero lo más jugoso vino después de los aplausos, ya en el hall.

–Che, nos salió perfecto. ¿Viste cómo lo están pasando en todos lados?

Le decía un cuarentón a otro, camperas oscuras, uno bigote, otro barba, y yo traté de acercarme para escuchar mejor.

–Sí, y pensar que no había forma de que los vagones se prendieran. Menos mal que al final pintó el trosco con la sudadera y los hizo cagar.

–Sí, increíble, ahora todo el mundo está hablando de esto. La verdad que fue un éxito.

Dijo el bigote y justo entonces se acercó Solanas. Los dos cuarentones lo abrazaron, lo felicitaron.

–Genial, maestro, está buenísima.

–No, los que estuvieron geniales fueron ustedes, hermanitos. Todo salió como lo habíamos planeado. Ahora sí que se va a hablar de esta película. Y de paso le complicamos las cosas al gobierno.

–Bueno, hicimos lo que pudimos.

Dijo el bigote, y el barba se acordó de un detalle:

–Che, Pino, ¿y no sabés cómo va a titular Clarín mañana?

–No, me parece que ahí perdimos. Yo los llamé, les ofrecí toda la plata que habíamos juntado pero me dijeron que el gobierno ponía mucho más y que no podían hacer nada, así que van a tener que decir algo de “sabotaje”, me dijeron.

–Bueno, todo no se puede.

–No, pero qué grande. ¿Vieron la cantidad de giles que se creyeron que de verdad fue la gente?

–Sí, cómo los cagamos.

(Mi estimado lector, muy buenos días: el test se ha terminado. Si usted realmente se creyó esto que acaba de leer, ya está maduro para ir a la próxima conferencia de prensa de cualquier ministro, vivarlo y aplaudirlo. Si no, por favor, siga participando.)

Martín Caparrós

Fuente

Gracias Pablo Ciolfi.


1 comentario:

  1. Hace unos años atrás, con la llegada del DVD, también llegó la reedición de obras imperdibles: "La hora de los hornos", por ejemplo.

    Era una veinteañera, cuando a Pino, por su cohernecia ética y su excesivo sentido común, lo mandaron balear en una de sus piernas. ¿Recuerdan quién?...

    He llevado a mis alumnos al Espacio Incaa para ver "Memorias del Saqueo" y "La dignidad de los nadies", hace ya tiempo. Cuando me escriben o nos reunimos, aquellos adolescentes, hoy ciudadanos, agredecen aquella gran vidriera de lo que pudo ser, y tal vez, sea.

    Para quienes escuchamos a aquel hombre de pelo blanco, con un cuerpo lo suficientemente generoso para abrazarnos a todos, vehemente y con sentido común en exceso desde siempre, sabemos, que jamás podría mantener un diálogo como éste. Ya aprendimos quiénes son capaces de. Sin embargo, el canto de las urnas pareciera decir que no aprendimos nada...¿Será en "la próxima estación"?...

    Lanoe de Flroesta.

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