Introducción de La siesta inolvidable 2007

Introducción original
Introducción especial de Carlos Barragán

lunes, 14 de julio de 2008

Un tema de mucha actualidad

Les transcribo este interesante artículo de Eduardo Aliverti que desde mi punto de vista es muy esclarecedor.

La definición

Ya no tiene mayor sentido la discusión en torno de retenciones, compensaciones, toneladas y cualquier vocabulario ad hoc. Todo eso quedará para otro momento, aunque algunas rondas mediáticas sugieran lo contrario. Lo excluyente es una cuestión ideológica y de conducción política en la que está en juego, directamente, la suerte del Gobierno. Y, con ella, la del rumbo que le espera a este país en el mediano plazo, según sea que el kirchnerismo consiga mantenerse en pie o que la derecha parida por acciones propias y ajenas le tuerza el brazo.

Con alguna dosis de ingenuidad podía esperarse que los gauchócratas dejaran pasar el debate y la votación en el Senado, para recién después volver a la carga. Fue al revés y no hay de qué sorprenderse. A medida que el tiempo transcurría y el Gobierno los alimentaba con sus espectaculares errores de comando y comunicación, con una Presidenta decepcionante en términos de liderazgo político, y el esposo cubriendo ese vacío mediante el manoteo de las lealtades que le quedan con su estilo de elefante en bazar, fue cristalino que el movimiento campestre está sacado y dispuesto a ganar como sea. ¿Ganar la eliminación de las retenciones móviles? De ninguna manera. Esa es la base operativa del objetivo terminal, consistente en la destrucción, si humillante mejor, del precepto intervencionista del Estado en las rentas extraordinarias. De eso se trata: cuál sentido, cuál construcción de imaginario se impone más allá, incluso, de las severas contradicciones del Gobierno a la hora de mostrar autoridad moral para imponer su Gran Relato. Aunque en el caso de las exportaciones petroleras el monto de “retención” estatal casi dobla al de las agrarias, el kirchnerismo quedó preso de mostrar que sólo afecta las ganancias gigantescas del “campo”. Porque los gauchócratas ganaron la lid comunicacional en ese sentido, por escándalo, y porque es cierto. Lo que interesa es si, aun cuando permanezca intocada la mayoría de los bloques de la clase dominante, los sectores medios toman como natural y obligatorio que se eche mano al bolsillo de algunos privilegiados supremos; o si adoptan la escala de valores de éstos, reasumiendo la pauta del sultanato menemista: la copa de los ricos sólo alcanzará a los desprotegidos una vez que desborde.

Fuente

2 comentarios:

  1. ALIVERTI IMPRESIONANTEMENTE LÚCIDO COMO SIEMPRE. MIL GRACIAS DONATO.
    CRIS VALLEC

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  2. Muy bueno lo de Aliverti. Es verdad que el gobierno confió en sus logros y tomó una medida sin tantear el terreno. Yo creo que más allá del error, esto contribuye (si se lo aprovecha) al gobierno. Uno no esperaba tanto odio, tanto resentimiento de la clase media. No se explica, al menos en términos económicos la reacción desmesurada. Sí se entiende en la faz política. Los opositores viven para conspirar, y cualquier reclamo, aunque válido en cierta medida, es para ellos una oportunidad de confundir y quedarse con algún "vuelto". Cuatro meses después de asumir, Cristina Fernandez sabe quienes son sus funcionarios de confianza y cuál es su verdadero poder. En el camino han quedado claras muchas cosas de las gestiones anteriores y todo se reduce a un sólo objetivo ¡No la quieren! No la quieren a ella, ni a su política industrial. No les importa que Bs As tenga 15 millones de habitantes que no pueden dedicarse a la agricultura. Tampoco es el tema impositivo lo que les quita el sueño. Es un problema ideológico. No respetar al gobierno de turno es una muestra de anarquismo. Pero éste es un anarquismo "trucho", violento y sectario. Se puede ir hacia un futuro productivo o hacia el peor de los modelos exclusivos. Más allá de los nombres y de los hombres o mujeres que lo encabecen, la Argentina fué grande cuando sus industrias y el campo producían mancomunadas. Allí radica el dasafío del gobierno y de todos los argentinos de bien. Todo lo demás forma parte del Statu Quo, del atraso y del enfrentamiento entre compatriotas.

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