Bloque 1
La siesta inolvidable de Jorge Halperín.
Revolución Industrial (Última parte)
La producción de cerámica y porcelana fue otra de las industrias que creció gracias a la mecanización y mejora de las vías de transporte.
Bueno, pero también fue a partir de entonces que la red de canales fluviales no dejó de abrirse y cruzarse por todas partes. Y esos canales fueron fundamentales para el desarrollo industrial, porque permitieron que las materias primas, como el algodón y el caucho, los cueros y metales, que llegaban desde lugares alejadísimos, una vez que entraban a Inglaterra por los puertos costeros siguieran viaje a través de la red de canales hacia el interior del país. Y también a la inversa, es decir, desde las distintas regiones se enviaban productos terminados a los puertos costeros, para que luego fueran exportadas por todo el mundo.
Se disparó todo. Los efectos de la transformación del transporte fueron tan profundos que incluso cambiaron la misma naturaleza del comercio, porque permitieron que se intercambiaran todo tipo de productos entre los países y regiones.
Hasta comienzos de la Revolución Industrial, el tráfico de mercancías se reducía a productos de lujo. Pero con el crecimiento de la red de canales artículos mucho más simples fueron exportados, y comenzaron a acceder a ellos no sólo las minorías, sino toda la población.
Así, el comercio internacional experimentó un crecimiento astronómico. Entre 1775 y 1800 el valor de las exportaciones británicas se duplicó, y el crecimiento de bienes también acompañó esta expansión a un ritmo nunca antes visto. ¿Y quieren que les diga una cosa? Por lo menos la mitad de los grandes inventos de la Revolución Industrial fueron hechos, según cuenta Martin Hadis, por los dissenters, los llamados disidentes. Muy bien, los antepasados de Jorge Luis Borges, los que vivieron en ese mundo que giraba a mil por la Revolución Industrial, eran dissenters. En ese ambiente creció el tatarabuelo de Jorge Luis Borges y que, se los adelanto, se parece a Borges en mil cosas, como si uno fuera un calco del otro. El lunes les contamos la tercera parte: el tatarabuelo de Borges.
Jorge Halperín
La siesta inolvidable de Jorge Halperín.
Revolución Industrial (Última parte)
La producción de cerámica y porcelana fue otra de las industrias que creció gracias a la mecanización y mejora de las vías de transporte.
Bueno, pero también fue a partir de entonces que la red de canales fluviales no dejó de abrirse y cruzarse por todas partes. Y esos canales fueron fundamentales para el desarrollo industrial, porque permitieron que las materias primas, como el algodón y el caucho, los cueros y metales, que llegaban desde lugares alejadísimos, una vez que entraban a Inglaterra por los puertos costeros siguieran viaje a través de la red de canales hacia el interior del país. Y también a la inversa, es decir, desde las distintas regiones se enviaban productos terminados a los puertos costeros, para que luego fueran exportadas por todo el mundo.
Se disparó todo. Los efectos de la transformación del transporte fueron tan profundos que incluso cambiaron la misma naturaleza del comercio, porque permitieron que se intercambiaran todo tipo de productos entre los países y regiones.
Hasta comienzos de la Revolución Industrial, el tráfico de mercancías se reducía a productos de lujo. Pero con el crecimiento de la red de canales artículos mucho más simples fueron exportados, y comenzaron a acceder a ellos no sólo las minorías, sino toda la población.
Así, el comercio internacional experimentó un crecimiento astronómico. Entre 1775 y 1800 el valor de las exportaciones británicas se duplicó, y el crecimiento de bienes también acompañó esta expansión a un ritmo nunca antes visto. ¿Y quieren que les diga una cosa? Por lo menos la mitad de los grandes inventos de la Revolución Industrial fueron hechos, según cuenta Martin Hadis, por los dissenters, los llamados disidentes. Muy bien, los antepasados de Jorge Luis Borges, los que vivieron en ese mundo que giraba a mil por la Revolución Industrial, eran dissenters. En ese ambiente creció el tatarabuelo de Jorge Luis Borges y que, se los adelanto, se parece a Borges en mil cosas, como si uno fuera un calco del otro. El lunes les contamos la tercera parte: el tatarabuelo de Borges.
Jorge Halperín
Donato, pocos comentarios....
ResponderEliminarno importa hay muchos que estamos y no siempre escribimos.
Dale para adelante.
Saludos a todos los naotálgicos siesteros.
Fernando de Córdoba
Estimada Lucrecia (que no es Borgia) que no tengamos muchos comentarios no quiere decir necesariamente que seamos menos, todo lo contrario, cada vez somos mas.
ResponderEliminarEn lo personal, he podido convencer a tres amigos que ya están gustando NUESTRO SITIO (Perdón Donato, pero tu “bebe” ya es de todos nosotros
Juanca de Burzaco
muy bueno,como siempre Halperin-cris45
ResponderEliminarTano, que te puedo decir, que ya no te hayan dicho... gracias por este espacio que por desgracia(y el trabajo) no puedo ver tanto como quiero.
ResponderEliminarPedro