Introducción de La siesta inolvidable 2007

Introducción original
Introducción especial de Carlos Barragán

martes, 5 de febrero de 2008

Miniprograma Nº 26 de la siesta inolvidable virtual

Bloque 1


La siesta inolvidable de Jorge Halperín.

Cuándo empezó la industrialización argentina.

El domingo 4 de junio fue el aniversario de un golpe del que nadie se acuerda. Fue el golpe que tumbó al presidente Ramón Castillo, una acción militar orquestada por el GOU, el Grupo de Oficiales Unidos que tenía a Juan Perón como uno de sus líderes. Ayer contamos momentos de la gestión del ex presidente Roberto Ortiz, que asumió en 1938 y renunció en 1942 jaqueado por la combinación del escándalo del negociado con las tierras de El Palomar y por su propia enfermedad, que lo llevaría a la muerte en poco tiempo.

A Ortiz lo sucedió su vice, el catamarqueño Ramón Castillo, un conservador con el que no se llevaba bien y que había sido puesto en la fórmula presidencial de Ortiz por su amigo, el poderoso estanciero salteño Robustiano Patrón Costas. Retengan el nombre del estanciero para ver cómo será el motivo de que un día Castillo deba irse por el golpe del 43.

Dice el historiador Israel Lotersztain que, a diferencia de lo que había ocurrido trece años antes (cuando se produjo el otro golpe militar, aquel del ´30 contra Irigoyen y que por primera vez en el Siglo XX derribara a un Gobierno Constitucional) a este movimiento del ´43 no le faltaban justificadas razones. Es que el régimen que presidía Ramón Castillo (por enfermedad y fallecimiento del Presidente Ortíz) era el resultado de elecciones amañadas por un fraude sistemático y escandaloso, que sus dirigentes no se tomaban siquiera la menor molestia en disimular.

Había fraude en los comicios de Catamarca, donde se cometían todo tipo de desviaciones, como el voto cantado. Había fraude en Santa Fé, en Mendoza, en la provincia de Buenos Aires. La década infame se estiraba. Castillo encabezaba un gobierno conservador con contactos con grupos nazis. Era un tipo menudito, pequeño, de voz muy calma y andar pachorriento. Los escándalos no lo alteraban.

Cuenta otro historiador, Felix Luna, que había una Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas que llegó a la siguiente conclusión: que los nazis realizaban un intenso espionaje en nuestro país, ayudados por sus cómplices locales de la Alianza de la Juventud Nacionalista. Los nazis tenían un comando en La Plata y averiguaban, por ejemplo, sobre los embarques de carne que la Argentina neutral enviaba a la Gran Bretaña en Guerra para después atacar nuestros barcos.
Pero aquella Comisión también denunció coimas en el transporte y en las concesiones eléctricas (¿ustedes creen que lo inventó el menemismo?). y también fraude en la Lotería. Castillo no perdía la calma y aprovechó las denuncias para echar al Consejo Deliberante de la Capital.

Ustedes sabían que la política argentina ante la Segunda Guerra Mundial era de neutralidad. Y tal vez piensen que a Gran Bretaña, antiguo aliado, le indignaba. Graso error, diría Gillespi. A Gran Bretaña le convenía una Argentina neutral para que sus barcos pudieran llevarle embarques de carne y alimentos. En ese punto, los yanquis, que intervienen en la guerra después de Pearl Harbor, estaban en contra de la neutralidad Argentina y los ingleses a favor.

Sectores de la prensa denuncian las simpatías nazis en el gobierno argentino y Castillo no tiene mejor idea que decretar el Estado de Sitio con el siguiente argumento: “Para que nadie hable mal de nadie”.

Ahora bien, ¿puede pensarse de este gobierno conservador y con apoyo oligárquico que fue realmente el que inició el despegue industrial de la Argentina y no el que vendría más tarde de Juan Perón? Parece ilógico, ¿no? Bueno, Felix Luna cita al recordado Arturo Jauretche para afirmar eso: que el despegue industrial de la Argentina empieza con Ramón Castillo. Su gobierno nacionaliza el gas, cancela la concesión del puerto de Rosario y también incauta existencias de caucho y naftas, cuya provisión estaba afectada por los efectos de la guerra. Y, otro tema legendario: la nacionalización de los ferrocarriles. Bueno, en 1940 empieza a hablarse del tema porque el gobierno británico expresa el deseo de que Argentina le compre los ferrocarriles. ¿Qué tal? Es Castillo y no Perón quien inaugura el tema. Y también es Castillo quien comienza a formar la flota mercante argentina, llegando a tener 32 buques.

Esa flota mercante transportará los embarques argentinos al Reino Unido y estos sectores exportadores harán buenos negocios. Castillo mantiene, como dije, contactos con grupos locales pro nazis y con sectores militares que no quieren a la Argentina apoyando a los aliados. Pero se empieza a hablar de elecciones y, desde la oposición, se organiza una Unión democrática con un programa a favor de los aliados que tiene como impulsores a los ex presidentes Marcelo Alvear y el general Justo. Y, entonces, el ambiente se va pudriendo.

En el verano del 43 Castillo apoya explícitamente la candidatura de su amigo, el estanciero Patrón Costas, devoviéndole aquel viejo favor. Cuenta Felix Luna que estallan las críticas porque Patrón Costas era amigo de Estados Unidos. Entonces se dividen los propios conservadores entre yancófilos y anglófilos, y hasta la CGT se divide en dos. También hay división en la propia UCR. Además, en pocos meses mueren Justo y Marcelo T.. Así, el proyecto yancófilo de la Unión Democrática se queda sin aire.

Si los distintos sectores políticos se dividían, las Fuerza Armadas no tenían ese problema porque entre ellas dominaban los anti-aliados, los que querían la neutralidad argentina. Más aún, su lider formal era el general pro fascista Pedro Pablo Ramirez, el último ministro de Defensa de Castillo y quien lo iba a sacar de la casa de gobierno.
A nivel popular el clima también estaba enrarecido porque se hablaba de la carestía de la vida que secaba los bolsillos y, aunque parezca mentira, el dólar era noticia de tapa: insólitamente, llegó a los cuatro pesos.

Todo comenzó cuando se habló de una candidatura presidencial del propio general Ramirez. Ramirez lo desmintió sin convencer a nadie. Castillo le pidió que fuera más explícito en su renunciamiento. Entonces, en la madrugada del 4 de junio Ramirez se presentó ante Castillo para darle su renuncia y de paso le dijo que las tropas venían desde Campo de Mayo para echarlo.

Había nacido el golpe del 4 de junio del ´43, de signo facho como el golpe de Uriburu 13 años antes, pero con un desenlace que sería distinto al de la década infame. Mañana contamos esos años de gobierno militar que preceden al triunfo de Juan Perón.

Jorge Halperín

2 comentarios:

  1. Si no leí mal, ninguno de los que se alegran por el programa de H. tiene DTV, y el que lo tiene en EEUU, no tiene el canal que dá el programa. Me parece bien alegrarse, pero sería bueno poder ver el programa, ¿no?. Miren que hay canales de cable, que tienen programas de diferentes orientaciones políticas, y bien podrían albergar a este de H. Un poco elitista para mi gusto, pero como digo siempre, es mi opinión, y como también digo siempre, es posible que me equivoque. Por lo pronto, seguiremos escuchando a Gillespi, que nos hace pasar un par de horas buenísimas. Saludos a todos. Oscar

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  2. Oscar, todo bien, pero por mi parte cuando lei la noticia del programa de Halperín me alegré de que hubiera un espacio en algún lugar del éter para que se pudieran expresar ideas de las cuales tengo una idea y aunque sea alguien mas las pueda recibir aunque no sea yo, igual creo que ya van a encontrar un espacio más masivo otra vez, LA ESPERANZA ES LO ULTIMO QUE SE PIERDE, no??
    un abrazo a todos, merlin

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