Nos escribe nuestro amigo Chofi

Ya pasaron 5 días desde que terminó el programa. Ya sé que pasó más tiempo en realidad, pero es que sólo cuento los días en lo que tendría que haber ido a la radio y no fui, es que -como le pasa a Barra- a mi también me sobra tiempo. Tanto tiempo me sobra que ayer compré frutas y verduras, comí ensalada y empecé una especie de dieta (si alguien viera una foto mía de los comienzos de “Mirá lo que te digo” y la comparara con una de las últimas de “La Siesta”, entendería por qué).

Es que estuve pensando mucho. Pensé y recordé lo que habíamos pasado en este programa (desde “Mirá” a “la Siesta”) y lo bueno es que ahora los recuerdos son sin tristeza –con algo de nostalgia, sí-, pero con una sonrisa dibujada entre dientes, de esas sonrisas que se te dibujan en el cara cuando recordás alguna macana que hiciste de chico. Es que muchas veces éramos eso, un grupo de chicos haciendo travesuras: como cagarnos de risa por la ridiculez de algún empresario como Ratazzi el de la FIAT (cosa que desde la radio le facturaron a Halpe en la última reunión), o hacer el programa del negrito, en el que todo estaba echo con el sabor de la travesura, con risas entre divertidas y nerviosas (como diciendo “uhhh... lo que estamos haciendo”, como cuando le hicimos grabar a un “famoso locutor” del informativo de Mitre un noticiero para El Negrito en el que decía “Dolor por la muerte de Suárez Mason”), porque las buenas travesuras te ponen algo nervioso. Y escribiendo esto me doy cuenta de que una travesura es tal cuando se hace en un lugar en el que no está bien visto hacerla. Bastante nos dejó jugar la vieja en la vereda de su casa... Ya no hay tiempo para más picaditos.

Entre esos recuerdos, repasé mi saludo final en la radio, y creo que les agradecí bien a todos los que tenía que agradecer, menos a ustedes, los que nos escuchaban. Los nombré (creo que sí), pero leyendo este blog hoy, pero sobre todo los primeros días, en los que todavía no había cascarita, les tengo que seguir agradeciendo. Sobre todo porque hoy día nos dicen y nos repiten que los programas de la radio son “productos” que están en la “vidriera” que es la radio. Se vende o no, se pone o se saca. Punto. No hay más que eso. Puede ser que haya que vender, pero no es un “producto”. Es algo artesanal, que está hecho por unos tipos para otros tipos que también le ponen lo suyo. Por eso Gracias, un Gracias Enorme, por hacernos sentir que les dimos algo más de lo que podía darles una licuadora o un jabón de tocador. Salvo que alguien ponga un link para entrar a los blogs en los que hay gente entristecida porque sacaron del mercado a la Ultracom Licuamax o el Palmolive aroma Pino Campestre.
Por eso gracias, Gracias, como corresponde.

Gerardo Delelisi
(Alias Chofi, Lito Páez, Ricardasso, Juan Cruz y Mabricio del programa del Negrito (que era igual).