Miniprograma Nº 14 de la siesta inolvidable virtual

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¡Porfi!


Bloque 1

Jorge Halperín y su homenaje a Cervantes y su Don Quijote. Última parte

Así, Miguel y sus compañeros de cautiverio se escondieron en una cueva a la espera de una galera española que debía rescatarlos. La galera llegó, pero dos veces intentó sin suerte acercarse a la playa, fue apresada por los turcos y los españoles de la cueva, con Cervantes, fueron descubiertos por la lengua de un buchón renegado. Ahpí fue cuando el manco dijo que él había sido el único autor de la fuga y que él manijeó a sus compañeros. Entonces, el gobernador de Argel,
Azán Bajá, lo encerró en su "baño" o presidio y lo mantuvo cinco meses allí, cargado de cadenas.

Pero, si Don Quijote es tozudo, su creador también. Cervantes prepara su tercer intento de fuga. Envía un moro fiel hasta Orán para llevarle una carta al general español contándole el proyecto y pidiéndole guías. Pero el mensajero fue preso y empalado, y sus cartas fueron leídas. Allí quedaba claro que Carvantes organizó todo. Lo sentenciaron a recibir dos mil palos, pero no en dinero sino en golpes. Por suerte, muchos intercedieron por él y zafó.

Algo de recursos tenía Cervantes porque seguía organizando intentos de fuga.
Pero no le alcanzaban para ser liberado: ahora entrega una suma importante a un mercader de Valencia que estaba en Argel, y compra una fragata para llevar a 60 cautivos cristianos. Cuando todo estaba listo, uno de los que iban a ser liberados, contó todo a Azán Bajá. El turco premió al buchón con un escudo, que serían como cien mangos, y una jarra de manteca. Y a Cervantes lo puso en una prisión más rigurosa, y decidió llevarlo a Constantinopla, donde la fuga se haría imposible.

¿Cuánto valía Cervantes para los turcos? 500 escudos. Llega un fraile y ofrece 300. No hay caso. Entonces el fraile logra recolectar entre cristianos hasta reunir 500 escudos. Cervantes es liberado en 1580. Llega a Denia y luego a Valencia. Ahora, libre, tiene un problema nuevo: hay que pagar loas deudas que contrajo su familia en distintos intentos de liberarlo.

Dos veces Cervantes intenta conseguir empleo en América, pero se lo niegan, y Galeano sospecha que es muy probable que la negativa fuera porque la corte española pensaba que había sangre de judíos o de moros en los ancestros de Cervantes.

Martín de Riquer dice que, por suerte, no lo dejaron venir a América porque, en ese caso, probablemente Cervantes nunca hubiera escrito el Quijote.

Y el Manco volvería a estar a la sombra. En 1587 se gana la vida en Sevilla como inspector de abastos, y su tarea consistía en requisar cereales y aceite. A los 45 años, un funcionario lo acusa de haber vendido trigo sin autorización y Cervantes vuelve a prisión. Apela y lo liberan. Dos años más tarde, tiene la tarea de cobrar atrasos e impuestos en Granada, y deposita lo recaudado en un banco de Sevilla. Pero el banquero quebró y fue como un corralito: Cervantes no pudo abonar aquellos impuestos cobrados y fue otra vez en cana. Ahora pasa 3 meses y es allí donde engendra el Quijote.

Nadie podrá decir que Carvantes era un tipo de suerte. Le falta otra más para sufrir: a los 56 años se traslada a Valladolid.

Dos años después, un tipo es apuñalado mortalmente en la puerta de su casa, y Cervantes lo auxilia. Pero, a los dos días, un juez decide favorecer a un escribano que odiaba al apuñalado, y que seguramente era el asesino, y, para desviar las sospechas, ordena detener a todos los vecinos de la casa, entre ellos a Cervantes y su familia.

Apenas pasó un día en cana, pero parece que hubo un largo proceso en el que denunciaron que la familia de Cervantes era inmoral, que entraban caballeros de noche y de día, y eran atendidos por las muchas mujeres de la casa, su esposa, las dos hermanas y su hija. Las llamaban despectivamente "Las Cervantas".
Probablemente eran malas lenguas, pero el tipo no tenía paz.

Ese último episodio de prisión ocurrió en 1605, justo el año en que se publica "Don Quijote de la Mancha". Todavía le quedaban once años de vida, la publicación de la segunda parte del Quijote y mucha obra.

Pero uno piensa otra vez en tantos quiméricos intentos de fuga de Cervantes y ve en ellos al Quijote, su futura criatura.

Eduardo Galeano se vale del Quijote para hablar acerca de la utopía, del ejercicio imperioso de desear lo imposible.
Y dice: Esa promesa escondida, el mundo que necesitamos, no es menos real que el mundo que conocemos y padecemos.

¿No es ésta, al fin y al cabo, la gran paradoja del viaje humano en el mundo?
Navega el navegante, aunque sepa que jamás tocará las estrellas que lo guían.

Jorge Halperín


Creo que necesitamos un poco de música...

La Isla Bonita.mp3

El material del bloque 1 es gentileza de Noemí Fiumara