Carta de Carlos Barragán a todos los oyentes

Este es el texto que acaba de enviarme Carlos Barragán.

Hola señoras y señores.

Hola señora que me ama. Hola oyente viejo y nuevo. Hola a los que se quedaron “con reservas”. Hola a los que lloran. Hola a los que se lo toman con soda. Hola a los que quieren hacer piquetes, sentadas y marchas. Hola a todos ustedes que aceptaron lo que soy y encima piden más. (¿saben que los primeros días que hice aire en Mitre no paraba de preguntarle a Julieta si no sonaba muy antipático? Esa idea de sonar antipático me persiguió meses... por eso gracias)

El pucho y las ideas: En estos días ando durmiendo poco y fumando mucho, hoy me desperté antes de las siete y me puse a ver en qué andaban por acá. Y me quedé con un mensaje de Su Medina que sencillamente recordaba los nombres de personas que salieron al aire en reportajes. Eso se me sumó a un comentario que ayer me hizo Marina, que me dijo “no es porque sea tu programa, pero es una pena que ya no vaya a existir otro programa en horario central y en una radio masiva donde se pueda escuchar a gente como la que Halperín saca al aire”. Y yo que lo tomaba por algo natural me di cuenta de que esa tal vez sea una de las pérdidas más grandes. Más importante todavía que nuestro ánimo crítico, independiente, o nuestra capacidad de divertir. Porque las voces de gente de culta siempre nos dejan aunque sea media idea, lo es un montón en este medio donde pensar complica y no rinde. Halpe, yo mismo, los que hacemos aire es probable que volvamos -pronto o no- a estar en el aire, pero esos escritores, periodistas, intelectuales, seguramente vuelvan a quedar afuera para siempre de la escucha masiva. Y todos vamos a perdernos un montón de esas medias ideas con las que podríamos ir armando más y más ideas.

Mano negra: Para los que sospechan manos negras, ya lo dije al aire, les digo que la única mano negra es la búsqueda del “éxito”. De ahí que cada uno imagine que es el éxito para una empresa. ¿Ya lo imaginaron? Bueno. Nosotros no somos eso.

Rumores que hay: También leí mensajes preocupados de oyentes que habían entrado a otros blogs donde se dicen cosas feas o alucinantes: que yo voy a la Red con Luis Rubio, que Halpe va a patinando por un sueño, que la Walger se va con Dady a hacer la columna del tránsito. Cosas más o menos así. Este medio radiofónico es extraño, hay mucha gente que ocupa su tiempo en generar confusión, en molestar. Gente que no le alcanza con no estar de acuerdo con nosotros, sino que además nos detesta y se dedica a detestarnos. Qué se yo. Hay vidas pequeñas también en este mundo, que sienten que existen gracias a internet que te da anonimato y provée de validez a cualquier cosa que uno cuelgue ahí. Prueben si no, entrando a algunos de esos blogs y subiendo un comentario, cualquiera, estúpido, delirante, tarado, con información falsa, y vean los resultados: van a ver que cualquier idiotez que escriban va a tener eco y será considerada y discutida.

Lo que me pierdo: Es difícil aceptar que el programa termina. Por muchas cosas, para mí porque ir a la radio todos los días me hace bien, me hace bien encontrarme con gente que quiero (en este caso es verdad que quienes hacemos la Siesta nos llevamos bien y nos queremos). Es difícil porque construir “el aire”, que nuestras voces armen una especie de ambiente saludable, es un laburo diario que se disfruta como armar casitas con rasti. Es difícil porque la radio es para mí sobre todo un juego, el único que sé jugar, porque sinceramente la cuestión de “pegar” o no pegar, la ironía política, la “bajada de línea” (ay!), son cosas que no me propongo, esa parte me sale sola, la que me propongo es la de hacer radio.

Crecer con Papá: Yo que tomé la mamadera con Lalo, que la Negra me enseñó a caminar y me tuvo una paciencia infinita (sí, Vernaci con paciencia), que con Castelo aprendí a pedir para ir al baño y la dirección de mi casa para no perderme; también aprendí radio de gente más joven que yo: Julieta Dussel (que sola se lleva el 51% de la acciones de este programa) y el Tano Gentili, a quien nos olvidamos de nombrar en estos días (perdón Tano). Otro animal de radio, experto en esto del juego del aire, y que por decir algo fue el mentor del “es verdad” que con Gillespi fue una de las cosas más lindas que hice. Es que los productores –los buenos como los que nosotros tuvimos- siempre tienen más ingerencia en los programas de lo que nadie cree. Por eso los que ponemos la cara les agradecemos, aunque siempre me queda la sensación de que no es suficiente, sería bueno alguna vez tomarse el tiempo de contar qué es un productor de radio, cómo te cambia un gesto del tipo, o una opinión chiquita, o que ese día esté triste, o que te dé 6 minutos de aire y no los 15 que vos querés usar porque sabe que sale mejor en 6.

Hasta luego: Señores, señoras, esto se hizo demasiado largo. Otro día la seguimos. El programa se termina pero todavía quiero hacer un par de cosas. Hoy –si las fuerzas nos acompañan- viene de visita el tipo más cómico que dieron los medios en la última década -por no decir dos décadas-, y que tuvimos la suerte de tenerlo nosotros. Me tengo que poner a escribir para hacerlo trabajar un poco.

Les mando un abrazo grande.

Carlos Barragán